dimecres, d’agost 30, 2006

Las miserias de la Ordenanza “Cívica”

Escribo estas líneas para advertir a todo aquel que se entretenga durante unos minutos en leer este escrito de los peligros que comporta vivir en una gran metrópolis como es Barcelona y en las ciudades de su alrededor. Les advierto que si es su caso, o que si con frecuencia visitan la gran urbe, presten atención a lo que les tengo que decir. Les informo que existe un grupo organizado clandestino, muy ilegal, de unos doscientos individuos que se dedica a hacer la vida imposible a los ciudadanos-normales de Barcelona y su entorno. Es el Comando Anti-Cívico (CA-I).

Les advierto que no tienen compasión de las viejecitas que van por las calles con su perro. Les advierto que son muy peligrosos y que la nocturnidad es su hábitat natural. Los CA-I se esconden en los rincones más oscuros, visten ropas extrañas, apenas vistas por la gente corriente, y su mirada transmite odio y desconfianza.

Su principal objetivo es hacer la vida imposible al ciudadano-normal. Para ello su estrategia es muy variada. Pintan las paredes, van en monopatín, beben cerveza por la calle y luego la dejan en cualquier sitio menos en una papelera. Incluso, a veces llegan a calzar chanclas con calcetines blancos y su rostro reproduce un semáforo en ámbar a la perfección. Y todo para molestar e incomodar al ciudadano-corriente.

Son un grupo muy variado y dicen que su principal forma de comunicación son los móviles y los chats en Internet. Están muy compenetrados. Cuando ven llegar a los ciudadanos-normales unos se ponen a mear en una esquina y otros, los más mayores del grupo, se estiran en un banco, con un par de cajas por encima, para poder hacer la siesta.

Todos estos actos parecen involuntarios, pero están muy bien pensados. Esto es lo que nos ha querido demostrar nuestro paternal consistorio barcelonés. La Ordenanza Cívica no es sino la manera más directa de señalar a unos grupos que se han coaligado con alevosía para expulsarnos. Esto es una conspiración en contra de los ciudadanos-normales de Barcelona, es un complot para que acaben huyendo a las ciudades más alejadas del centro de la metrópolis, o para que pidan a gritos más policía. Y a todo esto, yo me pregunto, ¿es que el CA-I está financiado por otros ayuntamientos que necesitan más habitantes al haber invertido tanto, en tanto edificio? O no, ¿puede que estén subvencionados por el mismo cuerpo policial que pretende aumentar su plantilla a costa del miedo ajeno?. ¿O quizás los dos? y el CA-I está jugando a dos bandas...

Y es que el CA-I está compuesto por mala gente. Gente molesta, de esa que tan solo su presencia incomoda los ojos del ciudadano-normal. No nos gusta ver afiliados del CA-I pidiendo en las calles, durmiendo por las noches en los bancos. No nos gusta que algunas del CA-I trabajen en la calle; no nos gusta ver minifaldas horteras por las plazas y ni mucho menos bolsitos plateados balanceándose descaradamente de un lado a otro, ni jóvenes de piel madura mirando nuestros blancos rostros. Nada.

Pero, tranquilos, que esta conspiración no va a ir a más gracias a la Ordenanza Cívica que hará nuestros sueños realidad. Para empezar miles de policías, incluso de paisano, se dedicarán a desarticular el CA-I. Les pondrán multas, las llevarán al calabozo y así las miserias de nuestra sociedad se verán resueltas. Nada de la lucha de clases y de la unidad de acción de la que hablaban los abuelos de los actuales dueños del consistorio, nada de eso ha servido para eliminar las pobrezas de nuestra sociedad. Es la Ordenanza Cívica la que erradicará la pobreza, la desigualdad, la prostitución y todas aquellas cosas que molestan a los ciudadanos-normales. Una vez puesto el velo ya no padeceremos más remordimientos, viviremos en un mundo feliz, lleno de gente normal, muy cívica, por supuesto. Incluso podremos dar carnets a todos aquellos que se consideren de la raza haría del civismo.

Así se arreglan los problemas, sí señor. Tantos años pensando en elaborar mejores políticas sociales para solucionar, aunque a corto plazo, los desajustes del sistema, y era tan sencillo como hacer una Ordenanza Cívica, criminalizar a colectivos que ya de por sí estaban excluidos de lo que nosotros consideramos normales y victimizarnos. No hay mejor solución que la que pasa por hacerse a uno mismo víctima y no verdugo.

Son ya muchos años los que han pasado y el mensaje subliminal lanzado a los ciudadanos, los normales y los no-normales (para algunos), ha sido el de dedicarnos a lo nuestro y dejar que nos gobernaran. Esto ha ido calando de tal forma que se ha hecho norma general la desidia, el desinterés y la falta de sentimiento de barrio y de ciudad. Los ciudadanos ya no nos queremos el barrio y eso repercute en la forma de tratarlo. Pero, qué esperar si el mensaje de hace años ha sido el de ser pasivos ciudadanos cuya exclusiva actividad pública radica en un mero voto cada cuatro años. No se ha querido estimular la participación activa en los barrios y se les ha condenado al más absoluto olvido. Y ahora, cuando los problemas saturan a nuestros poco imaginativos políticos no encuentran mejor recurso que el de culpabilizar de los problemas de incivismo a los colectivos más vulnerables, los que menos fuerza tienen para gritar y para protestar. A eso en mi barrio se le llama golpe bajo.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Hola,
Soy un periodista de la Vanguardia. Estoy escribiendo un artículo sobre la repercusión de la ordenanza de civismo de Barcelona en los blogs. Si quieres que te haga una entrevista sobre este tema, te agradecería que me pasaras un e-mail o tu número de móvil, cuanto antes..
Para que te hagas una idea te adjunto un reportaje mío de la Vanguardia sobre un tema parecido.

http://www.lavanguardia.es/gen/20060829/51281259928/noticias/ciudadano-blog-barcelona-alonso-internet-javier-madrid-xavi-jan.html

Rosa Carbó ha dit...

Hola Borja,

mi correo electrónico es rosacarbo@yahoo.es, si quieres saber algo más envíane una email.

Salut,
Rosa