divendres, de juny 10, 2011

La ceguera política I. 2007

Creo que vale la pena re-editar un artículo que escribí con los resultados de las elecciones 2007. Da que pensar...

Una vez ya descolgados los últimos carteles que adornaban con gusto cuestionable las farolas de nuestras ciudades, una vez pasadas las tertulias nocturnas y los comentarios de expertos altamente cuestionables, podemos empezar a analizar algunos detalles de los resultados de estas elecciones municipales.

Me gustaría hacer un especial hincapié a unos datos que dentro de unos días pasaran desapercibidos, si no lo están ya. Unos datos que reflejan el estado de salud democrática de diferentes organismos y agentes políticos como son los de participación.

En L’Hospitalet, por ejemplo, la participación ha estado del 46,69%, ocho puntos menos que las anteriores municipales. Es decir, que de 177.496 personas del censo electoral, solo han ido a votar 82.881. Las 94.615 personas que decidieron no ir a votar, para que se puedan hacer una idea, supera el número de población de nuestra ciudad vecina Cornellà. Así es que se pueden perfectamente imaginar qué hubiera sucedido si en un municipio como Cornellà nadie hubiera ido a votar. Eso sí que llenaría titulares de prensa hasta la saciedad y preocuparía tanto a ganadores como a perdedores, a todos por igual porque sería evidente que algo en el sistema falla y que falla de una forma atronadora.

Mi duda está en si la clase política de L’Hospitalet ha tomado nota del significado de estos resultados y si se han puesto ha pensar en si esta puede ser otra gota en una tendencia decreciente de participación política esencial para el buen funcionamiento de nuestro sistema político democrático.

Cabe señalar si el gran ganador de estas elecciones, el PSC, ha tomado nota de los datos. Así, en comparación con los resultados electorales de las municipales del 2003, ha perdido 13.328 votos. Unos votos que es como si un barrio como Sant Josep no hubiera votado, para que se puedan hacer una idea.

De esta forma, el partido eternamente ganador en L’Hospitalet es más ganador en estas elecciones pero menos democrático, según los resultados. Con esto me gustaría señalar que el apoyo de los ciudadanos y ciudadanas de L’Hospitalet es menor puesto que la participación lo que nos está mostrando es desidia y desinterés. De ahí mi preocupación porque nos estamos acercando a una situación un tanto peculiar. Una sociedad con los derechos políticos mínimos (derecho al voto) garantizados (no entraremos ahora en el debate sobre los derechos de los nuevos vecinos y vecinas, da para más que para una línea…) pero poco ejercidos. Entonces ¿qué grado de legitimidad corresponde? Más vale ir olvidando frases arcaicas y demagógicas que señalan que el resultado electoral es el reflejo de la ideología de nuestra ciudad. Nadie se puede alzar señalando que tiene la representación más legítima y democrática porque no es así y la tendencia indica borrasca.

Esperemos que ni la victoria ni la derrota de nuestra clase política pueda nublar los análisis posteriores al resultado electoral. Ya les advierto que no creo que esto se pueda arreglar con una campaña por el voto en los quince días previos a las próximas elecciones electorales. Eso no es democracia es un acto de acoso que más que convencer engaña y potencia el desinterés.

Otra cosa que cabe señalar también y que puede ser una nota de esperanza para incentivar la participación es la posibilidad de cambiar de alguna manera las formas del juego. Ya se que plantear un sistema electoral de listas abiertas hoy en día es prácticamente revolucionario para nuestras oligarquías políticas, pero es hacia donde deberíamos de ir si queremos dar un toque de seriedad y respeto por la ciudadanía y su capacidad para decidir. Lagobernanza, tan de moda en nuestro ámbito académico, estaría bien aplicarla realmente en el día a día político. Un sistema más abierto, en el que existan mecanismos en donde la ciudadanía no esté tan desligada de la política como hoy en día le hacen creer… Gradualmente deberíamos aproximarnos a un sistema con mayores cuotas democráticas, así, ¿por qué no implantar un sistema semi-abierto de listas electorales, de momento? De esta manera iríamos poco a poco acabando con visiones paternalistas de tertulianos y expertos de peluquín y con la incompetencia de una clase política cada vez menos legitimada en las urnas.