dimarts, de març 22, 2011

Aspectos de la globalización

El primer aspecto a destacar son las aclaraciones conceptuales que establece Ulrich Beck para poder definir claramente que es la globalización. En primer lugar critica las interpretaciones economicistas de la globalización recalcando el carácter amplio del proceso ya que abarca tanto lo económico, como lo cultural, lo legal, lo social o lo político (1999: 27 y ss.).

En este sentido se refiere a globalismo para explicar la ideología del mercado global o neoliberal que reduce el carácter pluridimensional de la globalización a la dimensión económica, describiéndola como un proceso lineal e inevitable (1999:27). Es la naturalización de un proceso de expansión e intensificación de los mercados que lejos de ser espontáneo, necesitó de los Estados para poder desarrollarse (Gilpin, citado por Beck 1999:64; Benerías 2004:79). Es un discurso que naturaliza y que presentaba el desarrollo de la economía de mercado como algo inevitable y evolutivo y que Karl Polanyi se preocupó de desmitificar señalando como la intervención estatal había facilitado la expansión de los mercados a partir de la revolución industrial.

Respecto a la dimensión económica de la globalización, hace falta señalar que los procesos de expansión e intensificación de los mercados no son nuevos ya que cada crisis del capitalismo ha venido acompañada de una expansión económica; en otras épocas a la expansión de los mercados más allá de los Estados nación se denominó transnacionalización (Benach 2002). El colonialismo e imperialismo fueron claros ejemplos de esta internacionalización económica. A diferencia de la globalización, estas expansiones capitalistas partían de unidades territoriales específicas como eran los Estados.

Tal y como señala Núria Benach (2002) la globalización requiere un grado de integración funcional de las actividades económicas, más allá de los estados y de las fronteras. La nota característica de la globalización, señala Lourdes Benerías, es la intensificación de los procesos de integración (2004:79): la transnacinalización de los mercados financieros, la liberalización del comercio, la internacionalización de la producción, etc. De ahí la aparición de nuevos actores globalizados como las empresas transnacionales o los organismos internacionales que van más allá del ámbito económico y de las fronteras estatales.

Por tanto, los procesos de internacionalización económica no son nada nuevo ya que las sucesivas crisis del capitalismo siempre han forzado a la expansión de los mercados y su intensificación, es decir, a la mercantilización de actividades que antes eran difíciles de encontrar en los mercados, como por ejemplo los trabajos asalariados relacionados con el cuidado de personas mayores.

Señala Nancy Fraser como el capitalismo neoliberal ha favorecido que mujeres de todo el mundo participen en el mercado, estableciendo una ruptura con la idea del salario familiar del capitalismo anterior (capitalismo organizado por el Estado) (2009:25). Así pues, otra de las características que podríamos apuntar para definir la globalización económica podría ser la incorporación de las mujeres al mercado, generando actividad asalariada y ampliando el número de personas que dependen del trabajo asalariado para subsistir, hecho que genera inseguridad i desprotección, cómo explicó Polanyi cuando describió el paso de las sociedad mercantiles a las sociedades capitalistas (citado en Benerías 2004:75).

Para describir la globalización y sus múltiples dimensiones Beck se refiere a la globalidad, haciendo hincapié en que vivimos interconectados en una sociedad global en dónde la dimensión espacial y las fronteras han perdido importancia (1999: 28 y ss.). Para el autor, la globalización son “los procesos en virtud de los cuales los Estados nacionales soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus respectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades y entramados varios”.

Con la globalización emergen estructuras transnacionales en múltiples ámbitos como la ciencia, en los modos de producción, en la cultura, en la religión, etc… De hecho, aparecen problemas y peligros globales que son, tal y como señala Beck, los que fundan la sociedad global (1999:66). Digamos que son las “externalidades negativas”, los “efectos no deseados” en la sociedad global como, por ejemplo, los daños ecológicos. Distingue el autor entre los daños ecológicos condicionados por la riqueza y los peligros técnicos-industriales cuyos efectos se padecen por todo el planeta (el calentamiento global, por ejemplo) y los daños ecológicos condicionados por la pobreza que suceden en determinados lugares en donde las comunidades asisten impotentes a la explotación de sus recursos naturales por parte de determinadas industrias.

En este sentido, la globalización reproduce y genera nuevas desigualdades. De hecho, se hacen más evidentes los “juegos de suma cero”, es decir, que las ganancias de unos suponen las pérdidas de otros. Bauman habla de una nueva polarización y estratificación mundial entre los ricos globalizados y los pobres globalizados. Mientras que los primeros están adscritos al primer mundo, están conectados a las redes globales y no diferencian entre lo virtual y lo real, los pobres globalizados viven en un espacio y tiempo inamovible y están sujetos a las fluctuaciones globales sin capacidad para incidir (citado en Beck 1999:89 y ss). La diferencia con otras épocas, es que ricos y pobres se presentan como independiente unos de otros, así los ricos globalizados no creen tener ninguna obligación con los pobres globalizados, no creen que los necesiten para continuar en su posición privilegiada.

Así pues, se ha diluido la necesidad de concertación y pacto social entre los privilegiados por el sistema y los que salen perdiendo a causa del sistema. Si la formación de los Estados de Bienestar, de las democracias liberales, se sustentó en este pacto explícito entre capital y trabajo, en el cual cada parte aceptaba su rol y la dependencia de unos respecto a los otros, actualmente existe una ruptura con este planteamiento y deviene la crisis política de las democracias liberales (1999: 97). Señala Beck que “la legitimidad del capitalismo global se socava principalmente porque bloquea la iniciativa de un nuevo pacto social”.

De ahí que autor señale que asistimos a una segunda modernidad en donde se debe refundar la política, una construcción de una visión política mundial precisamente en un espacio en donde la política no está regulada. En un momento en donde el poder de los actores nacionales-estatales se encuentra en declive, mientras los actores sociales-mundiales utilizan la confrontación entre los Estados para beneficiarse a nivel global (1999: 100). Aboga el autor por una visión política mundial basada en una perspectiva cultural translocal, es decir, inclusiva, en donde lo local y lo global se entrelazan (glocalización) y no se presentan como opuestos, sino como parte de un mismo proceso plural (no homogeneizador) (1999: 103).

En lo que respecta al declive de las estructuras y relaciones del Estado-nación en un contexto globalizado, Nancy Fraser se interroga sobre el papel que la segunda ola feminista ha tenido en este proceso. De hecho plantea una paradoja entre la crítica feminista y cómo los discursos reivindicativos de la segunda ola feminista en contra del capitalismo organizado por el Estado se han podido utilizar para legitimar la nueva forma emergente de capitalismo post-fordista, más corrosivo para las relaciones de género (1999).

La crítica de la segunda ola del movimiento feminista al capitalismo organizado por el Estado se basaba en diferentes aspectos. En primer lugar, criticaba el economicismo de un estado cuya principal política se basaba en paliar las desigualdades de clase, sin tener en cuenta otros ejes de desigualdad como el género, la etnia o la sexualidad (2009:18 y ss.). Además de la dimensión económica, señalaban las feministas la necesidad de tener en cuenta la dimensión política y cultural de la justicia social para conseguir la emancipación de las mujeres

En segundo lugar, las feministas de la segunda ola criticaron el androcentrismo del estado al asumir como un tipo ideal de ciudadano a un hombre trabajador proveedor del salario familiar, invisibilizando de esta manera los trabajos de cuidado y de reproducción y a todas las personas que no encajaran con este perfil tipo. También criticaron la burocracia estatal, así como la despolitización de la ciudadanía al ser tratada como meros consumidores/as de servicios.

Nancy Fraser argumenta que el pensamiento del feminismo de la segunda ola era una crítica sistémica ya que reivindicaba una transformación radical de las estructuras para conseguir superar la subordinación de las mujeres. De hecho, lejos de reducir el control del mercado por parte del Estado, abogaban por democratizar este control, ampliar la democracia y aproximar el Estado a la sociedad (2009:21).

Sin embargo, tal y como señala la autora, la segunda ola del movimiento feminista prosperó precisamente en un momento en que emergía “el nuevo espíritu del capitalismo”. Fraser se interroga sobre como pudieron cuajar algunas ideas feministas precisamente con la aparición del neoliberalismo. Primero, señala la fragmentación del discurso feminista y el auge del enfoque culturalista, perdiendo toda conexión con los enfoques políticos y económicos.

Segundo, explica la gran capacidad de adaptación del sistema capitalista, especialmente al asimilar los movimientos críticos y resignificarlos para legitimar las nuevas organizaciones sociales dentro del sistema. Un ejemplo se encuentra en la crítica feminista del salario familiar y al paternalismo estatal, que fueron argumentos para reducir el gasto y las competencias del Estado y, en el caso del tercer mundo, para dejar las políticas sociales en manos de ONGs y otros organismos, fuera del control de la ciudadanía.

A modo de conclusión, Nancy Fraser explica como el nuevo régimen de acumulación capitalista precisamente se sustenta en el trabajo asalariado de las mujeres, las cuales lejos de emanciparse se encuentran hoy más que nunca subordinadas a los movimientos del mercado (2009:28).

En este sentido hace falta una reflexión sobre los efectos que la feminización de la fuerza de trabajo está teniendo. Según Lourdes Benerías los efectos varían en función de las condiciones históricas y socieconómicas pero lo que es seguro es que influye en los comportamientos de las mujeres. Si la sociedad de mercado cambió el comportamiento humano para incentivar la búsqueda de beneficio y el interés individual (homo economicus) (Benerías 2004:77) y invisibilizar las relaciones de cooperación, la duda está si las mujeres asalariadas cambiaran también las formas de concebir el mundo y comenzaran a relacionarse y a actuar influenciadas por la óptica neoliberal.

A pesar de que el homo economicus se presenta como un individuo independiente y sin necesidad de cuidados y relaciones sociales, la realidad es muy distinta y el funcionamiento de las personas bajo la óptica neoliberal es irreal e inviable. A pesar de que las mujeres participan de los mercados, siguen siendo las principales protagonistas de los modelos de cooperación que se encuentran en los trabajos de reproducción y de cuidado. Las economistas feministas abogan por visibilizar estos modelos de cooperación y darles la centralidad que requieren como fuente esencial de la supervivencia humana, a pesar de que esto supondría un cambio radical del sistema capitalista. Así pues, paulatinamente se está reconstruyendo la crítica feminista y su carácter antisistémico, tal y como defiende Nancy Fraser.

Bibliografía utilizada

Beck, Ulrich (1999): ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. Paidós. Barcelona.

Benach, Núria (2002): “Paradojas de la relación local-global. Elementos para una teoría crítica de la globalización,” en GEOUSP - Espaço e tempo, núm. 12.

Benerías, Lourdes (2004): Género, Desarrollo y Globalización. Hacer. Barcelona.

Castells, Manuel (2002): “Globalización e identidad”, en Cuadernos del Mediterráneo, núm 5.

Fraser, Nancy (2009): “O feminismo, ocapitalismoe a astúcia da história”, en New Left Review, núm. 56. Marzo 2009.

Pedroza, Núria (2009): "Privatización y globalización: Derechos Humanos de las Mujeres," en A. Giron (comp.), en Género y Globalización, CLACSO.

Polanyi, Karl (1989): La gran transformación. Crítica del liberalismo económico. La piqueta. Madrid.