dissabte, de maig 02, 2009

El Día de las Trabajadoras y Trabajadores

En la manifestación del 1 de mayo de este año se han podido observar varios elementos que reflejan claramente la situación actual. En primer lugar, el drama que vive la clase obrera con la amenaza de cierre de algunas empresas como por ejemplo Inoxcrom o Trident en El Prat de Llobregat. En este último caso, la empresa amenaza con irse a Polonia y los trabajadores asisten impotentes ya que parece ser que no hay mecanismos para obligar a que la empresa se quede. Si comparamos la facilidad con la que cuentan las empresas para deslocalizarse y moverse por el mundo como y cuando les plazca, con la tremenda burocracia y elevado coste que tienen que pagar las personas que han inmigrado, resulta aun más evidente que el capital siempre se sale con la suya.

Por otro lado, también se manifestó el drama que viven las trabajadoras y los trabajadores que inmigraron a nuestro país y que ahora se encuentran sin trabajo. Según un informe de la Fundación Jaume Bofill, la tasa de paro ha pasado de 11,3% a finales del 2007, a un 30,5%. Esta cifra casi duplica la tasa de paro de la población autóctona que se sitúa en Cataluña en un 16,6%.
Así pues, las personas que inmigraron, no solo tienen más paro que las autóctonas, sino que el drama se agrava si tenemos en cuenta que estas personas necesitan estar trabajando para poder renovar los papeles y no quedar en situación ilegal.

Recordemos que según nuestra legislación, cuando pasan a ser ilegales ya no hay forma de poderlos legalizar sino es volviendo al país de origen y empezando de nuevo, perdiendo de esta manera la antigüedad necesaria para poder obtener la nacionalidad. Evidentemente, el resultado no es el que espera la ley sino el aumento de personas sin papeles que se encuentra obligada a vivir en semiclandestinidad y a trabajar en el sector informal, perdiendo derechos y empobreciéndose cada vez más.

Finalmente, también se pudo observar en la manifestación la presencia de colectivos que brillaban por su ausencia en años pasados. La proximidad de las elecciones europeas o la credibilidad herida de las organizaciones sindicales mayoritarias, hizo salir a la calle al colectivo de funcionarios y trabajadores de estas organizaciones. Esperemos que a parte de recordar nostálgicos momentos del pasado, también hagan un humilde acto de reflexión (no cuesta tanto, en serio), y analicen en qué situación están ahora, qué intereses defienden y, sobre todo, qué valores e ideología. Esperemos que el espíritu del 1 de mayo les haya impregnado un poquito.